La tragedia ocurrida en la Universidad Tomás Frías, en Potosí, deja un vacío en sus familias, en el mundo académico e incluso niños huérfanos, puesto que las cuatro estudiantes fallecidas, a causa de una avalancha tras el lanzamiento de una granada de gas, eran estudiantes becadas, destacadas y dos de ellas eran madres.
La información fue dada a conocer este miércoles por Página Siete, a tiempo de detallar que una de las víctimas tenía una hija menor de 2 años y otra era madre de dos niños.
Rayza, Daniela, Gladys y Jhoselyn destacaban en el mundo académico y en el personal, debido a su carácter alegre y simpático, demostrado siempre con los de su entorno.
Rayza Vannia Colque era una joven que acababa de cumplir 24 años y estaba a poco más de un año para conseguir su título. Había ganado una beca alimentaria, por eso siempre se esforzaba por tener buenas notas.
Daniela Quentasi también tenía una beca. Su familia denunció que por este beneficio la joven estaba obligada a asistir a todas las asambleas universitarias.
Jhoselyn Gilda Paita, al igual que el resto, acudió a la asamblea para evitar un descuento de su beca. Era una joven humilde y con muchos sueños por seguir. Era mamá de una niña.
Gladys Acuña también era mamá y tenía dos hijos. “Ya se aproxima el Día de la Madre, ahora los niños, ¿a qué mamá van a abrazar?, ¿a quién van a llevar a la escuela para agasajarla?”, lamentó ayer su amiga en el entierro de la universitaria.
La mañana del lunes, cuatro estudiantes fallecieron en medio de una «estampida humana» causada al calor del terror desatado al interior del coliseo de la Universidad Tomás Frías, tras la activación de una granada de gas lacrimógeno por discusiones políticas en torno a las futuras elecciones por la Federación Universitaria Local (FUL) de dicha casa superior de estudios.
Más de 80 personas resultaron heridas. Seis de ellas están en terapia intensiva.
La polémica y el escándalo mediático sirvió para reavivar el debate sobre la permanencia de «dirigentes dinosaurios» en las universidades públicas del país, con el presidente de la Confederación Universitaria Boliviana (CUB), Max Mendoza, en la mira.
Opinión.