Sirwiñakuy o en busca de una relación edípica

|| Pese a lo controversial que pudieran haber dicho que es esta producción, el más cándido no se irá de la sala de cine decepcionado. Los besos no son ajenos a esta obra maestra. Por lo que el amor está exaltado en este largometraje donde no solo el sentido de la vista será seducido, sino el del oído a través de la música del Papirri, del Violinista del Diablo y su sublime e infernal capricho 24

Aquellos que han tenido la fortuna (o el arrebato) de presenciar la película El último tango en París (1) sentirán un deja vu con Sirwiñakuy. Si con Bernardo Bertolucci el cine francés desnudó sus tabúes y frenos inhibitorios, con Amy Hesketh el cine boliviano confirmó el deseo subrepticio de establecer una clasificación que no existía, el cine erótico (edípico, oculto, impúdico, ¿sadomasoquista? Voyeurista, etc.). O para usar un eufemismo, cine subido de tono. Claro, alguien me podría refutar con algunas películas bolivianas, pero apenas son escarceos amorosos. No contaban con la intimidad, complicidad y desinhibición de Pachamama films.

Ya hemos conocido otras películas de esta directora norteamericana: Olalla, Pygmalion, etc. Pero esta parece un emprendimiento antropológico andino, sin embargo, también es una reminiscencia de El último tango en París o finalmente un pretexto para coquetear con la actuación y la sensualidad. La sensualidad de la comida, la bebida, la música y la fotografía.

Este último tango en Bolivia lleva llajwua y chicha y música del Papirri. La casa de Yolanda Bedregal abrumada de centenas de libros y la presencia omnisciente de muchos intelectuales y sus fotos.

LA SEDUCCIÓN DE LA MÚSICA

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Como ya es característico la música de las películas de la directora norteamericana Amy Hesketh constituye una parte fundamental de las mismas. Se puede decir que es un personaje más. Incluso se puede identificar los instrumentos y los estilos. Un tango siempre está presente de forma insoslayable, una sonata y un instrumento como el violín, la guitarra o un bandoneón. La majestad de la música augusta guía el corazón de los espectadores y los transporta a regiones sublimes, por eso hay escenas de sus películas como Olalla, Pygmalion o Sirwiñakuy, donde solo al escuchar la música se las recordará con emoción. En este caso la música de Paganini (2) marca el ritmo de la película que a ratos se torna opresiva y a ratos trepidante y erótica. Es el caso de la llegada de Anouk Ferrier (Verónica Paintoux) a la casa antigua que ella describe como vieja. Los personajes de las fotos como el Che, Hegel, etc. Le miran a ella inquisitivamente. El fantasma de Paganini toca su violín endemoniado o cuando Anouk (Verónica) es castigada por llegar tarde. El violín suena frenético mientras los moradores del polvo observan con mirada penetrante como Simón Bolívar. El piano le otorga un ambiente más festivo.

La música hace que la película esté ambientada como en otra época. El siglo XVIII como la película Amistades peligrosas de la Francia decadente. Paganini nos trasporta como espectadores en un viaje imaginario a esas épocas. La misma música encierra en una burbuja a los actores que son ajenos a los problemas del país. Afuera esta la realidad, adentro la historia de amor utópico y eterno, el sirwiñakuy, me viene a la mente la escena de la película El Amante (3), donde parte de la misma transcurre en esa habitación de cholom donde se rinde culto al frenesí. Y no olvidemos Adiós Nonino, al principio y casi al final de la película donde Anouk decide irse.

JUGANDO A SER PAPÁ

A Luis Montez le gusta ponerle la comida en la boca a su pareja como el personaje varón de Pygmalion con Elisa. Castigos por llegar tarde. Órdenes de cuando masca y no cierra la boca, siéntate bien, lávate los dientes y a la cama… y muchas cosas más. Y ella es la niñita; el mismo Luis Montez (Jac Ávila) se lo dice en algún momento. Te niegas a crecer… y ese es el secreto de su seducción.

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La SIMBOLOGÍA

El número 10.-

El número 10 representa los mandamientos. Los personajes mujeres siempre piden 10 azotes.

Las tijeras. –

Las tijeras del baño al lado del espejo es la relación que en cualquier momento ella puede cortar. No está sometida u obligada a quedarse, como lo demuestra al final de la película. Ella decide volver.

El mechón cortado.-

Es una tradición andina. Se le llama rutucha. Al año de nacer un niño su primer corte los padres nombran un padrino. Los demás asistentes también cortan el cabello y dejan un dinero, es una forma de apoyo económico. En esta oportunidad el corte del cabello de la actriz es el corte definitivo con su niñez, el mechón en el desayuno le dice que él es su padrino.

Piedad del Vaticano.-

La simbología eclesial está presente en la escena de las rosas con espinas. La misma postura de la Virgen sosteniendo a Cristo muerto. En este caso la mártir es ella, Anouk martirizada en su inmolación al amor de su pareja Luis (Jac Ávila). La misma fotografía de la piedad del Vaticano está en la habitación donde ella se cambia. En un travelling la cámara nos muestra la Piedad…

La sangre está presente en toda la película, en la misma toma ya mencionada, en el rojo de su ropa (cuando ella se cambia el Cristo esta encima observándola), en el vino que toman siempre. Pero al final ella se redime.

Las Rosas.-

Lo mismo que la sangre, el amor y el dolor. ¿Qué amor no es dolor al mismo tiempo? 12 rosas de sangre, inmolación y redención. (número cabalístico y cristiano)

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LA PELÍCULA

¿Es un embrión de Pygmalion? ¿Un antecedente o una precuela? El cinéfilo compulsivo podrá notar ciertos paralelos como las nalgadas, las instrucciones para comportarse, las sesiones de té, en este caso desayunos, Pygmalion personificado en Luis Montez que siempre permanece imperturbable sin asomo de sonrisa, la suntuosidad en el tono de la película, la clandestinidad y los espacios claustrofóbicos casi como si en el mundo no existieran más personas que ellos. En el caso de Pygmalion la socarronería se eleva a tonos de refinación, aquí, en Siwiñakuy ensaya su vuelo icario.

Las incoherencias se dan a cada paso. Una pareja que se conoce de forma fortuita, ella que lo acompaña a ciegas, el riesgo de albures insospechados. Él que le entrega su confianza a ella entregándole las llaves de la casa. Ella, una felina, bella y silenciosa como lo diría Horacio Quiroga, suntuosa con piel de porcelana.

Casi no hablan mucho ellos, no ríen y tienen formas excéntricas de divertirse y lo único que hacen es amarse y comer como la novela de Adiós a las armas, de Ernest Hemingway (4).

No obstante, la vida es así, llena de incoherencias. De absurdos que enriquecen nuestro diario vivir. Parejas lunáticas que se entienden en su incoherencia y en su discurrir bipolar.

Si antes había mencionado el erotismo, éste está presente en las fases orales del rito de la comida y la bebida, la sodomía y en el menage a trois con el gato, muy jocosa, por supuesto como un integrante mítico que no puede faltar. Los tres se relamen los bigotes con el helado.

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La mejor escena, el minuto 1.29 segundos, donde se exalta la belleza simétrica de una Anouk exhibiendo sus lunas cósmicas a la hora de dormir y otra escena onanista donde ella nos regala su presencia alada en la ducha.

No es una relación de pareja normal por lo que, a ratos, el espectador entrará en una somnolencia de buscar escenas donde se acostumbra a ver a una pareja cinematográfica cocinando, yendo al cine, a pasear a algún lugar, viendo TV. En esa casa no hay medios tecnológicos, parece que ni hay teléfono fijo conservando la estética de una película rancia, decadente y dieciochesca como lo fue Amistades peligrosas (5), vemos el parangón con Sirwiñakuy, que tiene la casa antigua, los candelabros y la música del Violinista del Diablo (6). Por lo que podemos afirmar que lleva la impronta de la novela epistolar Amistades peligrosas del francés Pierre Choderlos de Laclos.

Se cierra esta propuesta con planos de picada y contrapicada en el momento de los castigos juguetones, una revelación de la retaguardia exquisita de Anouk (Veronica Pantiux), ebúrnea y surrealista. Todo un homenaje al gran escritor Márquez de Sade.

LOS PERSONAJES

Como ya había dicho parafraseando a Horacio Quiroga (7), ella es bella y silenciosa. Apenas habla la francesa de piel suntuosa y de alabastro. Sílfide que cuando se enoja manda a la mierda de una manera reprimida y timorata. A ella que la llamaríamos la chica de los tacones rojos, la lectora solitaria, la que come con la boca abierta. Irónicamente al final ella devuelve los juegos cariñosos con una cachetada.

Luis Montez (Jac Ávila) es inexpresivo como tallado en piedra y no se conmueve con nada, imperdurable y metálico nos regala su actitud granítica o de hielo. El señor del rebenque y las órdenes, pero que en el fondo es amoroso a su estilo.

Los dos no se dicen ninguna zalamería o algún arrumaco empalagoso. Tienen formas de amarse nada convencionales, aquí funciona bien el lenguaje metalingüístico y simbológico. En la cultura andina se diría amor a pedradas…

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AMOR A PEDRADAS

Esa es otra característica del cine de Amy Hesketh. Si al inicio del cine el pudor prohibía hasta un beso proyectado en las salas de cine hoy las formas de parafilia están tan retorcidas que hemos olvidado que el erotismo empieza con el roce de los labios y en la cultura andina las piedritas que se lanzan las parejas. Esa forma ruda de demostrar el sentimiento de una forma sadomasoquista. Pero este himno al amor no podía estar alejado de ello. El cenit de la película Cinema Paradiso fue la escena de los besos prohibidos en toda una vida de cine proyectado y visto en la intimidad de una habitación. Pese a lo controversial que pudieran haber dicho que es esta producción, el más cándido no se irá de la sala de cine decepcionado. Los besos no son ajenos a esta obra maestra. Por lo que el amor está exaltado en este largometraje donde no solo el sentido de la vista será seducido, sino el oído a través de la música del Papirri, del Violinista del Diablo y su sublime e infernal capricho 24.

1.- El último tango en París. Película de Bernardo Bertolucci de 1972

2.- Paganini Nicolo. Violinista, guitarrista y compositor italiano. Nacido en 1972

3.- Película El amante. Basada en la novela homónima de Margarita Duras.

4.- Hemingway Ernest. Adiós a las armas.

5.- Amistades peligrosas. Novela epistolar de Pierre Choderlos de Laclos.

6.- Violinista del Diablo. A Paganini se le llamaba así por su virtuosismo insuperable.

7.- Horacio Quiroga. Escritor uruguayo. || AEP

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