Por: Waldo Vargas Reyes
A 42 años del asesinato del sacerdote jesuita, cineasta y periodista Luis Espinal Camps a manos del fascismo, ocurrido el 22 de marzo de 1980, las y los bolivianos recordaran con diferentes actos al hombre, compañero y hermano que gasto su vida por los demás.
A pasado mucho tiempo y aún queda en la retina como en la memoria el recuerdo amargo de quienes vivieron y vivimos esos tiempos nefastos donde se cumplía el Plan Cóndor, que fue una campaña de represión política y terrorismo de Estado respaldada por Estados Unidos que incluía operaciones de inteligencia y asesinatos de opositores.
En enero de 1980, según pruebas documentales, el narcotraficante y militar Luis Arce Gómez junto al futuro dictador Luis García Meza, confeccionaron una lista negra con 115 personas que debían ser eliminadas antes del golpe de Estado del 17 de julio de 1980, en la cual figuraban dirigentes sindicales. políticos de izquierda, periodistas y sacerdotes.
Luis Espinal, fue elegido porque como director del semanario “Aquí”, iba hacer una denuncia por actos de corrupción en la compra de unos aviones Hércules por un monto de 7 millones de dólares estadounidenses y para callarlo fue secuestrado por militares y paramilitares (argentinos y bolivianos) de la puerta del cine 6 de agosto, al día siguiente su cuerpo fue encontrado con 12 disparos de bala. Ante esta injusticia, la sociedad civil, manifestó su repudio y a su entierro asistieron más de 80.000 personas donde se escuchó las frases de despedida en el Cementerio General de La Paz: “¡Adiós, hermano Luis! ¡Han matado tu carne, pero no tus ideas!”. Tres días después fue asesinado en El Salvador su compañero y también defensor del pueblo el monseñor Óscar Arnulfo Romero.
De acuerdo a los artículos de investigación como del historiador mexicano Carlos Fernando López de la Torre, destacan que toda la metodología empleada contra Lucho Espinal eran métodos utilizados por la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) calificada como el “escuadrón de la muerte paraestatal” y dentro de los motivos de su muerte se tiene que el dictador Hugo Banzer, temía terminar ante la Justicia por crímenes de corrupción y narcotráfico.
Según archivos desclasificados de la Cancillería, Banzer hacía seguimiento del jesuita desde 1972. “Era considerado indeseable por el gobierno de Banzer”, dijo en 2016 la directora del Archivo Nacional de la Cancillería, Raquel Lara. Es así, que la historia en estos tiempos ahora de la pandemia revela que el asesinato de Luis Espinal entre otros, respondió a intereses políticos de Hugo Banzer y fue ejecutado por órdenes de García Meza.
Por todo ello, en honor a esos mártires de la vida, debemos continuar luchando por la vigencia de los derechos humanos, la democracia y la libertad de expresión para que reine la paz, la equidad, la armonía y seguir tejiendo nuevas normas y formas de vida por el bien común.
Pueblos del Sur, 22 de marzo de 2022.