Al conmemorar 53 años de sacerdocio y 25 años como obispo en Bolivia, el monseñor Sergio Gualberti considera la «realidad eclesial» del país, describiéndola como una Iglesia pobre entre los pobres y que impulsan los valores del reino de dios.
Una misa y acción de gracias fue celebrada en la catedral de San Lorenzo en Santa Cruz, con la presencia de varios obispos, entre ellos algúnos miémbros de la cúpula de la iglesia Católica, como monseñor Fermín Emilio Sosa, Nuncio Apostólico del papa Francisco, quien transmitió la felicitación del pontífice y le entregó un mensaje escrito en latín. Monseñor Sosa también bendijo al pueblo boliviano y elogió a monseñor Sergio como un «ejemplo de vida sacerdotal».
En su homilía, Gualberti relató su experiencia en La Paz, donde pasó ocho años en una parroquia periférica y compartió la vida de las comunidades eclesiales de base. «Gracias a esos hermanos y hermanas sencillos y pobres, aprendí que ser misionero es vivir el misterio de la encarnación, desprenderse de las seguridades y compartir sus problemas, sufrimientos y anhelos», expresó.
El papa Juan Pablo II le pidió ser obispo auxiliar de Santa Cruz, una misión que aceptó. «Mi vida entera ha transcurrido bajo el signo de la gracia de Dios, un don que he expresado en mi lema episcopal, ‘Te basta mi gracia'», manifestó, haciendo referencia a la respuesta del Señor a San Pablo.
Gualberti, quien ostenta el título de Arzobispo Emérito de Santa Cruz, cree que es imposible resumir los «dones» que la gracia de Dios le ha concedido en su misión en Bolivia, marcada por los grandes cambios de la Iglesia con el Concilio Vaticano II, el nuevo Pentecostés cuyo fruto sigue marcando el camino de nuestra Iglesia.
“Puedo decir con toda verdad que es mucho más lo que he recibido de lo que he podido dar (…) Gracias por su compromiso, por su testimonio de fe, por su amor al Señor, y por sus muestras de afecto también a mi persona. Por último, un pedido: Recen por mí; que Dios se lo pague”, dijo monseñor Gualberti. ||
Con información de Erbol.