Por: Arturo Aliaga Alcaraz.
Falta un año de celebrar los 200 años de fundación de Bolivia el 6 de agosto de 1825, seguimos con intentonas de golpes de Estado de trasnochados militares e insólitos pedidos de oligarquía bolivianas de, acortamiento del mandato presidencial, del democrático y constitucionales presidente Luís Arce Catacora, cuándo, no, afanes conspirativos de desestabilización del gobierno, por angurria de poder por candidaturas, 2025. En ese contexto político, parafraseando a Winston Churchil, al referirse a conflictivas regiones de los balcanes en la II Guerra Mundial, Churchill, asevera que. «Hay pueblos que generan más historia de la que pueden digerir «. El caso boliviano parece ser el uno de ellos, no imputable pueblo, sino, atribuible a sus élites, la oligarquía de la plata, asociadas a intereses anglo chilenos, que no supieron digerir, su propia gloriosa, historia. Entre el empoderamiento de Santa Cruz, a fines de segunda década del 1.800, las glorias militares de la Confederación Perú bolivianas, en Yanacocha, Socabaya. Iruya, Montenegro y otras, los errores político militares de Santa Cruz al firmar Tratado de Paucarpata perdonando a las rendidas fuerzas militares expedicionarias chilenas en territorio peruano, y finalmente la derrota en la batalla de Yungay en 1. 839, ante fuerzas combinadas chileno peruanas, diríamos. Hay de Bolivia, pues, revisada la azarosa historia político militar de Bolivia, núnca pudimos digerir tiempos de gloria de nuestra historia. Resalta con relación a lo dicho, la publicación que sigue al pie; lo siguiente. (…) Puede ser difícil de creer, pero en comparación con los países vecinos, Bolivia estaba en una posición privilegiada en los primeros años después de la Independencia. Es más, era considerada una potencia militar.
Todo esto debido a sus recursos naturales y humanos y el manejo competente de la mayoría de sus primeros líderes.
Así lo concluye Erick D. Langer, profesor de Historia de la Georgetown University en su ensayo «La fundación de Bolivia en el contexto latinoamericano, 1825-1830».
«A pesar de los muchos daños sufridos por las guerras de Independencia, Bolivia tenía relativamente buenas perspectivas de prosperar como una nueva República.»
«Su sociedad estaba bien organizada y contenía una geografía variada que sostenía una población relativamente grande. Bolivia podía jactarse de tener algunas de las minas de plata más productivas del mundo, con regiones agrarias bien desarrolladas que apoyaban esta actividad.»
«Durante las primeras décadas, el gobierno de Bolivia fue bendecido con algunos de los mejores líderes entre todos los nuevos Estados y una estabilidad política envidiable, con algunos contratiempos, lo que la convirtió en una de las principales potencias militares de la región.» (…). Fin de publicación. En verdad los exitosos tiempos de gloria de la confederación peru bolivianos, núnca fueron digeridas, por las oligarquías, anglo chilena, la oligarquía, peruano- limeña, y la oligarquía de la plata, bolivianas. Las perdidas territoriales marítimas, bolivianas en el pacífico, se artícularon desde Chile y el Perú, apadrinados por los ingleses, a partir del, único error político militar del mariscal, Andrés de Santa Cruz, la firma del Tratado de Paucarpata con el «capitulado-derrotado» ejército chileno. El 17 de Noviembre de 1837, se firmó el tratado de Paucarpata entre el Mariscal Andrés de Santa Cruz a nombre de la Confederación Perú Boliviana y el General Manuel Blanco Encalada, a nombre de la República Chilena, estableciéndose a través de él Paz perpetúa y amistad, entre ambos estados. Chile, en su poder legislativo, no firmó ese tratado y lo repudio, organizando un segundo ejercito expedicionario chileno – peruano, derrotando al mariscal Andrés de Santa Cruz, en la batalla de Yungay en 1.839. Desde la fundación de Charcas La Plata en 1.538, y a, 200, años de su fundación en 1825, Bolivia, necesita digerir su propia historia, colonial, republicana y plurinacional. Ese proceso de digestión de nuestro pasado, entre, lo español y lo indígena, hoy en el año del señor, 2024, predomina, la amplia franca del mestizaje, y mestiza también debe ser nuestra digestión identitaria de nuestra propia historia. El 2025, debe ser un alto, en el camino, además éste bicentenario, los bolivianos y bolivianas, los pueblos indígenas, interculturales y afrobolivianos, en vigencia del Estado Plurinacional, deberíamos estimular la reflexión, apropiarnos de la sabia de nuestra historia, despertar la semilla del pensamiento crítico, y propositivo, para forjar nuestra viabilidad histórica cómo pueblo libre. Con insólita emergencias de caducas aventuras golpistas de 2019 y 2024, groseros pedidos políticos de acortamiento de mandato presidencial constitucional de Luís Arce, hay que analizar sin límites y de manera franca, el nivel de madurez democrática del pueblo boliviano y de nuestro propio sistema político. El análisis critivo y reflexivo, a partir, de observar, analizar el pasado y el presente, debería llevarnos a comprender la necesidad de introducir cambios y transformaciones en el Estado y la sociedad. Bolivia y su pueblo, tampoco digiere aún, ideológica y políticamente su innovador, Estado Plurinacional.